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La hemofilia A es un trastorno hemorrágico congénito causado por deficiencia del factor VIII de la coagulación, como consecuencia de mutaciones del cromosoma X1. Por lo tanto, la enfermedad afecta esencialmente a los hombres que heredan un cromosoma X materno afectado2. La prevalencia global estimada para la Hemofilia A considerando todas las severidades es de 17,1 casos por cada 100.000 nacidos vivos varones, mientras que para la hemofilia A severa es de 6.0 casos por cada 100.000 nacidos vivos varones2.
Los casos de hemofilia A severa (factor VIII 0,01 UI/dL o <1% de lo normal) se caracterizan por episodios de sangrado espontáneo que afecta particularmente los músculos y las articulaciones, a menudo en ausencia de un factor precipitante identificable1.
El remplazo profiláctico del factor VIII ha sido hasta ahora el estándar de manejo de la hemofilia A1. Sin embargo, como veremos enseguida, la profilaxis con factor VIII tiene necesidades clínicas insatisfechas, debido a que no previene por completo los episodios de sangrado ya que debe administrarse regularmente por vía intravenosa, lo que se asocia con inconvenientes y complicaciones.
Varios estudios recientes han evaluado el nivel de prevención de los episodios de sangrado en los pacientes con hemofilia A tratados con factor VIII:
Figura 1. Pacientes con hemofilia A sin inhibidores del factor VIII que tuvieron episodios de sangrado a pesar de la profilaxis –Resultados del estudio THUNDER–
Figura 2. Los pacientes con hemofilia A reportan altas tasas de dolor, ansiedad y problemas para la movilidad, el autocuidado y las actividades habituales –Resultados del estudio CHESS–
Figura 3. Los niños con hemofilia A tratados con profilaxis continua con factor VIII continúan teniendo sangrado articular –Resultados del estudio CHESS PAEDS–
Se reportaron articulaciones diana en 18% de los niños, 28% de los cuales habían sido sometidos a cirugía articular. Notablemente, una elevada tasa de pacientes mostraron daño articular crónico (figura 4).
Figura 4. Los niños con hemofilia A tratados con profilaxis continua con factor VIII tienen altas tasas de daño articular crónico –Resultados del estudio CHESS PAEDS–
El acceso venoso es uno de los principales problemas del tratamiento de la hemofilia, particularmente en los niños9. Las preparaciones convencionales de factor VIII tienen una vida media corta (8-12 horas), por lo que requieren infusión intravenosa frecuente, habitualmente 3-4 veces por semana1. Se han desarrollado productos de vida media más prolongada mediante la unión del factor VIII a moléculas como la albúmina, el polietilenglicol o el fragmento Fc de la inmunoglobulina G1. Estos productos reducen la frecuencia de las infusiones y mejoran la adherencia al tratamiento, pero igualmente requieren administración intravenosa y pueden conducir al desarrollo de anticuerpos neutralizantes (inhibidores) contra el factor VIII1.
Los dispositivos de acceso venoso central son la principal alternativa para evitar el acceso venoso periférico frecuente9. Sin embargo, estos dispositivos pueden asociarse a complicaciones como las siguientes:
La fístula arteriovenosa es una alternativa atractiva a los dispositivos de acceso venoso central, ya que tiene menor riesgo de infección, no requiere cuidados especiales y es estéticamente aceptable, pero está limitada en los niños pequeños por el tamaño de la arteria braquial y por la identificación de un sitio vascular adecuado por parte del cirujano, que debe ser un experto en cirugía de vasos de pequeño calibre9,13.
La adherencia a la profilaxis es esencial para obtener buenos resultados en los pacientes con hemofilia. Diversos estudios han reportado tasas de adherencia a la profilaxis de la hemofilia de 30% a 93%, una variabilidad atribuible a la definición de adherencia usada y a la población incluida en cada estudio14. En general, la adherencia es mayor en los niños pequeños que en los adolescentes y adultos, debido probablemente a que los niños dependen de otros para su tratamiento, mientras que los adolescentes y adultos suelen ser independientes14. Las barreras para la adherencia son muy diversas e incluyen factores del paciente (ej. edad y creencias); factores de la enfermedad (ej. frecuencia del sangrado); factores del tratamiento (ej. acceso venoso, régimen de dosificación y costos) factores del Sistema de Salud y factores socioeconómicos14.
Los múltiples inconvenientes del tratamiento con factor VIII han mostrado la necesidad de desarrollar nuevos tratamientos para superar estos desafíos1. Emicizumab, un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado de administración subcutánea, diseñado para simular la actividad del factor VIII activado, es el primer producto disponible para la hemofilia A que no es un factor de coagulación1. Emicizumab ha demostrado ampliamente su eficacia y seguridad en diversas poblaciones con hemofilia A:
Figura 5. Tasa anualizada de eventos de sangrado en pacientes con hemofilia A sin inhibidores en profilaxis con emicizumab o Factor VIII. –Resultados del estudio HAVEN 3–
Referencias